Por: Maria Camila Gallego Parra
Hablar de clima organizacional supone sumergirse entre diferentes estudios, conceptos y percepciones de los muchos autores que han indagado sobre ella a lo largo de más de 40 años. Desde Forenhand y Gilmer en 1964, hasta Glick en 1985. O partiendo de investigaciones realizadas en pequeñas empresas, hasta las auditorias practicadas en grandes multinacionales.
Hablar de clima organizacional supone sumergirse entre diferentes estudios, conceptos y percepciones de los muchos autores que han indagado sobre ella a lo largo de más de 40 años. Desde Forenhand y Gilmer en 1964, hasta Glick en 1985. O partiendo de investigaciones realizadas en pequeñas empresas, hasta las auditorias practicadas en grandes multinacionales.
Es importante reconocer que aunque la
finalidad por excelencia de las empresas,
sea producir uno o varios bienes y servicios, esta está integrada por
seres humanos quienes poseen unas características particulares como lo son la
personalidad, el genio y el carácter. Cuando varias personas convergen en un
mismo lugar por una cantidad de tiempo razonable, están en función de formar un
ambiente, ya sea de tipo familiar, escolar, organizacional, entre otros.
En las compañías, los administradores
son los encargados de instaurar una serie de lineamientos que ayudan al eficaz
funcionamiento de la misma y a forjar una “personalidad” empresarial, encargada de darle un valor agregado a la
corporación y marcar diferencias entre una y otras.
Al unirse las variables mencionadas
anteriormente, se da paso a la creación del concepto de clima corporativo, que
en general, se refiere a la percepción que tienen los trabajadores de una
organización sobre la interacción entre directivos y obreros, modos de trabajo,
horarios, capacitaciones, valores, reglas, y demás aspectos que contribuyen a
formar un entorno profesional.
Taguiri (1968) citado en el libro Psicología
organizacional, el comportamiento del individuo en las organizaciones, define
el clima laboral de la siguiente manera:
El
clima organizacional es una cualidad relativamente perdurable del ambiente
interno de una organización que a)
experimentan sus miembros; b) influye
en su comportamiento y c) se puede
describir en términos de valores de un conjunto específico de características
(o atributos) de la organización. (Furham, 2001, pág. 603)
Otra explicación importante mencionada
en el mismo libro, es la de Forenhand y Gilmer (1964) quienes la identifican
como las “Características que 1. distinguen una organización de otra; 2. perduran
en el tiempo, y 3. influyen en el comportamiento de las personas en las
organizaciones. La personalidad de la organización.” (Furham, 2001, pág. 605)
Igualmente se debe destacar el papel
de los altos directivos de las empresas en la formación del clima laboral, pues
son el liderazgo, la motivación hacia los empleados y la capacidad comunicativa,
las variables más comunes que están en juego para propiciar un clima
organizacional favorable o desfavorable. En donde “un clima positivo favorece
el cumplimiento de los objetivos generales que percibe la empresa e indica un
sentimiento de pertenencia hacia la misma” y un clima negativo “supone una
falta de identificación con los objetivos y destruye el ambiente de trabajo, lo
que ocasiona situaciones de conflicto y bajo rendimiento”. (peraza & Rodriguez, 2001)
El investigador Robert L. Katz (1955) referido
en la revista académica Investigación y Ciencia de la Universidad Autónoma de
Aguascalientes de México, descubrió que para que un gerente cumpla a cabalidad
su función, necesita de tres habilidades administrativas básicas. Primero están
las habilidades técnicas, que “son
los conocimientos y competencias en un campo especializado”, como ingeniería o
manufactura. Segundo las de trato
personal, que “consisten en la capacidad de trabajar bien con otras
personas, tanto en forma individual como en grupo”. Tercero las conceptuales, utilizadas por los
gerentes para “pensar y conceptuar
situaciones abstractas y complicadas”. (Pineda & Bonales , 2011, pág. 43)
No obstante, para Chiavenato (2007),
citado por la misma revista, las tres habilidades mencionadas anteriormente
necesitan de unas competencias personales para funcionar exitosamente. La idea
está en que los gerentes obtengan competencias durables que sirvan aún en
tiempos de cambio, en donde lo que antes era asertivo, después se vuelve
obsoleto e ineficaz. Es por eso que se deben desarrollar el conocimiento, que se refiere a todos los
conceptos, ideas y experiencias que el administrador tiene acerca de su
especialidad. La perspectiva, que es
“la capacidad de saber transformar la teoría en práctica, aplicar el
conocimiento al análisis de situaciones y a la solución de problemas y la
dirección del negocio. Y la actitud, que “representa el estilo
personal de hacer que las cosas sucedan, la manera de dirigir, motivar,
comunicar y sacar adelante las cosas”. (ibid)
Como es sabido, se debe partir desde
lo individual para llegar a lo grupal, por eso Rosseau (1988) citado en el
libro Psicología organizacional, el comportamiento del individuo en las
organizaciones, hace referencia a 3 tipos de subclimas antes de diferenciar el
organizacional: El primero es el clima psicológico,
que es “la percepción individual no agregada al ambiente de las personas: la
forma en que cada uno de los empleados organiza su experiencia en el ambiente”.
El segundo es el clima agregado, el
cual “implica las percepciones individuales promediadas en algún nivel jerárquico”
que se “construyen con base en la pertenencia de las personas a alguna unidad
identificable de la organización y un acuerdo o consenso dentro de la unidad
respecto a las percepciones”. El tercero pasa a una clasificación plural y se
conoce como los climas colectivos, que
también “surgen del consenso entre individuos respecto a su percepción de los
contextos del comportamiento”, pero se diferencia del clima agregado porque en
este se toman las percepciones individuales de los factores situacionales, como
la ubicación o el área funcional, (distinto a los personales, como la
experiencia laboral) para combinarlas en grupos que reflejen resultados
parecidos.
En cuarto lugar Rosseau menciona el clima organizacional, y lo define como
el que refleja la “orientación de los miembros de la organización (interior) a
diferencia de las categorías analíticas de quienes no pertenecen a la organización
(exterior)”. Más adelante resalta que este “puede considerarse un descriptor de
los atributos organizacionales, expresados en términos que caracterizan las
experiencias individuales con la organización”. (Furham, 2001,
págs. 607-608)
Likert (1951) citado en la revista
académica Investigación y Ciencia, clasifica el clima de acuerdo al sistema de
mando utilizado en las empresas. Así, los dos primeros tipos son autoritarios y
se dividen en Autoritarismo Explotador, en el cual “la dirección no tiene
confianza con los empleados” (comunicación totalmente descendente) y en donde
la atmosfera de trabajo es pesada, debido al miedo y la intimidación. Y el Autoritarismo Paternalista, en el que la
“dirección tiene una confianza condescendiente en sus empleados, como la de un
amo con su siervo”, (comunicación descendente) además de utilizar
estratégicamente las recompensas y en algunas ocasiones los castigos, con el
fin de motivar a sus empleados.
Los dos últimos climas son los de tipo
participativo y se dividen en Consultivo,
dentro del cual existe una confianza que parte desde la cúspide hasta los
empleados, sin embargo “la política y las decisiones se toman generalmente en
la cima pero se permite a los subordinados que tomen decisiones más especificas
en los niveles inferiores” (comunicación descendente con excepciones) y al
igual que en el autoritarismo paternalista, las recompensas y castigos
ocasionales son usados para la motivación de los trabajadores. Y el Participativo en Grupo, donde “la
dirección tiene plena confianza en sus empleados. Los procesos de toma de
decisiones están diseminados en toda la organización y muy bien integrados en
cada uno de los niveles” (Pineda & Bonales , 2011, pág.
44)
(comunicación lateral) asimismo, los trabajadores están motivados por la
participación, la consecución de objetivos y el mejoramiento de los método de
trabajo.
Para conocer a qué tipo de sistema
pertenece una empresa y diagnosticar cuál es el clima organizacional que se
vive dentro de ella, se pueden llevar a cabo estudios por medio de encuestas,
realizadas a todos los empleados, o evaluaciones más detalladas como las
auditorias. Por ejemplo el cuestionario de 50 preguntas creado por Litwin y
Stringer (1968), está diseñado para medir nueve características que reflejan el
énfasis organizacional: “la estructura, la responsabilidad, la recompensa, el
riesgo, la cordialidad, el apoyo, los estándares, el conflicto y la identidad” (Furham,
2001, pág. 614)
Por otro lado, aunque las auditorias
son costosas y suponen vario tiempo, son quizá el método más eficaz y el que
arroja los resultados más verídicos. Furnham y Gunter (1993) señalan varias
razones por las cuales es beneficioso practicar tales auditorias, aquí están
las directamente relacionadas con el ambiente laboral:
-Distinguir los hechos de las opiniones. Las
auditorias proporcionan información cuantificable basada en la opinión de los
empleados y, por tanto trascienden las creencias “viscerales” indefinidas de
los gerentes, quienes quizá no siempre conozcan las opiniones del staff.
-Recopilar información administrativa
objetiva. Puesto
que las auditorias del clima sistemáticamente analizan evidencia “objetiva”
(aunque sean percepciones subjetivas) y presentan hechos y no juicios de valor,
corrigen ideas preconcebidas sobre la situación del sistema y los procedimientos
administrativos de una compañía, además de las falsas ideas sobre si las
diferentes partes de la empresa funcionan o no de manera acorde con las
políticas y los objetivos delegados por el consejo de administración.
-Mejorar la comunicación y
la motivación. Puesto que el informe de auditoria llega a
manos de los altos directivos, pueden fomentar la comunicación entre los
niveles inferiores y superiores de las empresas. Permiten a los empleados de todos los niveles, sugerir
mejores métodos de operación.
-Una visión de arriba hacia
debajo de la organización. Por lo general, la comunicación fluye
hacia abajo en una organización en forma más libre y regular de lo que lo hace
hacia arriba. Por tanto los altos directivos no siempre miden el pulso de la vida
laboral entre los empleados. Las auditorias suelen ser un mecanismo muy útil e
importante de retroalimentación para la alta dirección.
-Las auditorias hacen
sentido en el aspecto económico. Las probabilidades de que
una auditoria de buenos resultados aumentan si esta se prepara bien, si se
analizan de manera correcta los aspectos principales y si los datos derivados
se interpretan correctamente Las auditorias representan un medio seguro y
anónimo para que los empleados frustrados y satisfechos expresen sus puntos de
vista sobre todos los aspectos de la organización.
-Las auditorias contribuyen
a asegurar la supervivencia. Las organizaciones que no
auditan regularmente sus recursos humanos pueden pasar por alto signos
cruciales de los ajustes internos necesarios. Las auditorias ayudan a
diagnosticar problemas latentes mucho antes de que sean imposibles de manejar. (Furham,
2001, págs. 622-623)
Cabe resaltar que el clima
organizacional es cíclico, debido a que en las empresas están entrando y
saliendo empleados constantemente, se implementan diferentes campañas, cambian
las estrategias administrativas; por lo que las auditorias y demás evaluaciones
deben realizarse periódicamente.
Las evaluaciones del clima, presentan
entonces los efectos que este tiene sobre la compañía y sus trabajadores. Gordon
y Cummins (1979), apoyados en un varios estudios clasificaron 13 aspectos del clima
que tienen que ver con las utilidades de las organizaciones: (Furham, 2001, pág. 610)
1. La
organización tiene objetivos claros.
2. La
organización cuenta con planes definidos para lograr sus objetivos.
3. El
sistema de planeación es formal
4. La planeación
es completa
5. Se
dispone de información para la toma de decisiones
6. Se
utiliza la información para la toma de decisiones
7. Existe
una adecuada comunicación lateral
8. En
términos generales, las comunicaciones son buenas
9. Las
unidades entienden sus objetivos respectivos
10. Existen
medidas adecuadas del desempeño gerencial
11. Los
gerentes son perfectamente conscientes de los resultados que se esperan de
ellos
12. Los
beneficios son competitivos
13. Los
sueldos se relacionan con el desempeño.
De esta manera sostienen que si esas
características estructurales y climáticas se presentan en las empresas, lo más
posible es que los efectos sean beneficiosos y por ende el negocio sea
rentable.
También existen unos factores que
determinan la forma en que el clima se produce; las fuerzas externas: políticas, económicas, del mercado, sociales,
tecnológicas, entre otras. La historia
organizacional: la cultura, los valores y los modelos de comportamiento de
la organización. Y los administrativos:
la estructura organizacional y los modelos de liderazgo. Por consiguiente y
según el mismo autor, se pueden diferenciar dos tipos de influencias del clima
en los trabajadores, la directa y la interactiva. La primera “afecta a todos o
casi todos los miembros de la compañía o alguna de sus subunidades” mientras
que la segunda se da “cuando el clima tiene algunos efectos sobre el
comportamiento de determinadas personas, un efecto distinto en otras y,
posiblemente, ninguno en otras más”. (Furham, 2001, pág. 609)
Por tanto, para que reine un buen clima organizacional, se deben tener en
cuenta ciertos matices como lograr que las personas se sientan orgullosas de
sus empresas y de su labor dentro las mismas; planear la capacitación en
función del desarrollo profesional y personal de los trabajadores; involucrar a
los trabajadores en la toma de decisiones, entre otros. (Núñez & Perera , 2005)
Al comparar dos estudios realizados
para evaluar el clima organizacional en empresas de México[1] (en una organización
grande y tradicional del país) y Cuba[2] (en una compañía de
servicios portuarios y almacenamiento) en los últimos 10 años, una de las
conclusiones más relevantes es que en ambas existen problemas de comunicación
entre directivos y empleados, lo que dificulta la detección de inconvenientes y
a largo plazo lleva a un incumplimiento
de metas. Otro aspecto importante es que la mayoría de los funcionarios se
quejan porque los directivos no toman en cuenta sus quejas, lo que evidencia
que no se considera realmente la opinión de los trabajadores para la solución
de problemas o mejoramiento del ambiente de trabajo. En cuanto a lo positivo
los empleados de ambas empresas, en general, están satisfechos con las bonificaciones
económicas dadas por su buen desempeño.
De manera más particular, la empresa
que más insatisfacciones arrojó fue la mexicana, a pesar de llevar tantos años desarrollado
su labor, los trabajadores sienten que hace falta más preparación por parte de
los administradores en materia humanística. Así pues, su sistema se puede
clasificar como un autoritarismo paternalista, el cual arroja un clima algo
tenso, debido a esa relación amo-siervo, donde los empleados solo se deben
preocupar por llevar a cabo sus tareas y es difícil presentar una queja o
sugerencia.
En el caso cubano el 80% de los
empleados tienen un buen concepto del área de recursos humanos y valoran que
sus necesidades individuales sean tenidas en cuenta. Esto quiere decir que el
sistema manejado por dicha empresa es el consultivo, donde el clima tiende a
ser más agradable y aumenta el sentido de pertenencia de los empleados hacia la
organización.
En suma, el clima organizacional es un
tema extenso a raíz de las muchas variables que influyen en su formación. Además
han sido muchos los académicos que se han dado a la tarea de investigarlo durante mucho tiempo, por lo
que existen cientos de definiciones y modelos diferentes para su medición y
clasificación. Sin embargo hay unas más reconocidas que otras por su efectividad
y al ser claro que en todas las empresas
existe uno, cada cual es libre de elegir cómo lo maneja, lo evalúa y lo
promueve.
Bibliografía
(s.f.).
Furham. (2001). Psicologia
organizacional, el comportamiento del individuo en las organizaciones.
México: Alfaomega.
Núñez, G., &
Perera , M. (2005). Clima organizacional: resultados del diagnóstico en una
empresa. Transporte, desarrollo y medio ambiente, 42-44.
Peraza, R., &
Rodriguez, G. (2001). Clima organizacional: conceptos y experiencias. Transporte,
desarrollo y medio ambiente, 27-30.
Pineda, A., &
Bonales , V. (2011). Habilidades directivas: determinantes del clima
organizacional. Investigación y ciencia, 41-49.
[1] Llevado a cabo
por los investigadores Peraza Rodriguez y Garcia Remus y evidenciado en el artículo
Clima organizacional: conceptos y experiencias de la revista Transporte,
desarrollo y medio ambiente.
[2] Llevado a cabo por los investigadores Gonzales Núñez y Perera Monfort y evidenciado
en el articulo Clima organizacional: resultados del diagnostico en una empresa
de la revista Transporte, desarrollo y medio ambiente.
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