jueves, 1 de noviembre de 2012

Ensayo sobre cultura organizacional


Por: Manuela Albarracín Villegas

Uno de los elementos que caracterizan hoy a las organizaciones es su cultura, ya que las empresas comenzaron a mirar más allá de la actividad productiva y empezaron a consolidar sus propias reglas, costumbres, valores,  hábitos y lenguajes, es decir, su propia ‘cultura’.
Cuando se habla de cultura organizacional se hace referencia a un patrón de conducta común, con personalidad y características propias, utilizado por los individuos y grupos que integran una entidad.

Desphande & Webster (citados por  Páramo Morales, D., Ramírez Plazas, E., & Rodríguez Ramírez, A., 2009) expresan que la cultura empresarial es un modelo de valores y creencias compartidos, que les dan significados y les proveen reglas de comportamiento a los miembros de una organización.

La cultura es entonces un conjunto dinámico de valores, ideas, hábitos y tradiciones conocidos por todos los miembros de la entidad, que al mismo tiempo regulan su actuación con el fin de garantizar el mejoramiento continuo del organismo.

La cultura organizacional refleja el funcionamiento, las estrategias y la estructura de la empresa. Permite a su vez distinguir la empresa, ya que pone en evidencia el modo como concibe el trabajo y como se relaciona con el entorno.  

Así pues, es importante que dicha cultura sea divulgada al interior y al exterior de la organización con el fin de diferenciarse de las demás empresas que ofrecen el mismo servicio, porque la cultura, al girar en torno al servicio que ofrece de la entidad, es determinante en el éxito o el fracaso de sus negocios.


“La socialización de la cultura y del conocimiento en una organización es una premisa fundamental de su éxito en tiempos donde la colaboración es fuente de ventajas

competitivas” (Salazar Estrada, J., Guerrero Pupo, J., Machado Rodríguez, Y., & Cañedo Andalia, R., 2009).

La meta general de la cultura empresarial es crear organizaciones más eficaces, donde se practique el aprendizaje, la adaptación y la mejora continua, partiendo de reconocer que existen problemas a nivel individual, interpersonal, grupal u organizacional.

Por eso puede afirmarse que las empresas influenciadas por los nuevos paradigmas, quiénes invierten en conocimiento, innovación, infraestructura y capacitación dispondrán de una mayor productividad y lograrán mayores beneficios.

Arciniega (2001) señala: “El rol de la cultura organizacional es clave para entender los problemas de productividad”. Si no se tienen en cuenta los desfases culturales y estos no se corrigen a tiempo, es posible que los equipos de trabajo se opongan a cualquier intento de cambio y mejora.

La falta de cultura en una organización es una barrera entre directivos y demás integrantes de la misma, lo que lleva a tomar malas decisiones y a crear estrategias equivocadas que no permiten realizar los objetivos de la misma.

Entonces cuando una cultura es disfuncional, es decir, cuando no contribuye a los buenos resultados de la empresa, los dirigentes deben emprender cambios en ella con el fin de que se cumplan a cabalidad los objetivos organizacionales.

Por eso para garantizar el futuro de la organización y la satisfacción de las partes interesadas, es necesario crear una cultura organizacional que involucre a las personas en la búsqueda de oportunidades que mejoren el desempeño de los procesos, los servicios y las actividades.



Salazar et al (2009) afirman:

La cultura puede facilitar o dificultar la solución de los problemas relacionados con la adaptación externa y la integración interna.  La adaptación externa comprende un conjunto de elementos que deben compartir todos los miembros de la organización porque son indispensables para enfrentarse con éxito, como: la planificación estratégica, la misión, los objetivos, los medios, los criterios de medida, entre otros. Mientras la integración interna trata aspectos vinculados con la forma de relación interna entre los miembros de una organización, como: el lenguaje, los límites grupales, las formas de obtener  poder y jerarquía, etc.

Esto implica generar condiciones para promover el aprendizaje en equipo, lo cual conlleva a generar valor en el trabajo y mayor adaptabilidad al cambio con una amplia visión hacia la innovación. Sin embargo el éxito de los proyectos de transformación depende de la actitud de la gerencia para cambiar la cultura de la organización de acuerdo con las exigencias del entorno.

Constantemente las organizaciones se proponen retos, pero el triunfo es de quiénes se adapten mejor al cambio que traen las nuevas realidades, porque los retos del futuro son superables cuando se es consciente de la importancia de la invención en un entorno tan cambiante.

Las personas de la organización son la mejor fuente de ideas para la mejora de los procesos, por tanto deberían estar dotadas de apoyo técnico, autoridad y de recursos necesarios para realizar los cambios que llevan a la mejora.

También los grupos son decisivos para lograr el éxito organizacional, ya que ejercen influencias en el comportamiento individual y en el desarrollo de las habilidades. Son una colectividad  y una unión de grupos portadores de culturas diferentes creada al interior de una empresa orientada por los valores.

“Los miembros de la organización determinan en gran parte su cultura y, en este sentido, el clima organizacional ejerce una influencia directa, porque las percepciones de los


individuos determinan sustancialmente las creencias, mitos, conductas y valores que conforman la cultura de la organización”. (Salazar et al, 2009)

La cultura empresarial tiene unos objetivos específicos entre los cuales se encuentra generar informaciones válidas y pertinentes, asegurar la retroalimentación de esas informaciones sobre la realidad de la organización,  crear un clima de receptividad, de confianza, de colaboración que permitan desarrollar las potencialidades de los individuos.

El fundamento de la cultura organizacional está en que las personas, a través de los grupos formales e informales desarrollan en las empresas un conjunto de signos, símbolos, mitos, costumbres y valores que definen la identidad de la empresa.

Estos componentes de la cultura organizacional  permiten el reconocimiento y la identificación con la empresa (Páramo et al, 2009):

Mitos: historias a manera de metáforas creadas a lo largo de la existencia de la empresa por los fundadores con un significado simbólico.
Creencias y tradiciones: maneras en que los empleados solucionan cierto tipo de problemas, crean ambientes de trabajo formal y socializan procesos.
Símbolos: señales que han servido para explicar el éxito de las organizaciones, dando sentido y significado a las acciones de las personas.
Ritos: actividades programadas periódicamente donde se crea el vínculo por medio del cual se conducen los valores empresariales y se consolida la cultura corporativa.
Héroes: modelos de comportamiento, personas que han dejado huellas significativas y positivas que muchos aceptan y acatan.
Tejido Cultural: jerarquías ocultas utilizadas por los miembros de la organización para reforzar valores, obtener información y establecer camaradería.


Lemaitre (citado por Páramo et al, 2009) define la cultura organizacional como un sistema de representaciones y de valores compartidos por todos los miembros de la empresa. Los valores corporativos explican el comportamiento humano en la organización y se manifiestan a través de prácticas organizacionales como mitos, rituales, signos, símbolos y tejido cultural.

Estos valores son explícitos por los discursos de los gerentes y su direccionamiento estratégico; o implícitos porque son detectados en las conductas y afirmaciones de los miembros de la organización en las prácticas empresariales, el ambiente y los estilos de gerencia.

Para Geertz (citado por Arciniega, 2001) la cultura es un patrón de significados transmitidos históricamente, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en forma simbólica por medio de las cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus  actividades con relación a la vida.

Los valores pueden modificarse, como efecto del aprendizaje continuo de los individuos y la cultura se transmite en el tiempo y se adapta a las influencias externas y a las presiones internas producto de la dinámica organizacional.

A medida que las organizaciones desafían el cambio, buscan la posibilidad de diseñar nuevas estrategias, estructuras y crear nuevas culturas en función de mejorar las destrezas y habilidades de los individuos, con el propósito de aumentar la efectividad individual y de la organización.

Hoy en día es necesario que las organizaciones creen estructuras más flexibles al cambio y que este cambio se produzca como consecuencia del aprendizaje de sus miembros. Por eso la cultura  empresarial se ha constituido en el instrumento para lograr el cambio en busca de una mayor eficacia organizacional.




Bibliografía

Arciniega, R. (2001). Hacia la caracterización de culturas organizacionales. Debates en Sociología, 365-25.
Jarrín, A. (2007). Cultura organizacional y reinserción empresarial: de la ciencia a la conciencia. Signo y Pensamiento, 26(51), 161-167.
Meriño, C. (2005). Cultura organizacional y valores. Propuesta para la medición. Folletos Gerenciales, 9(9), 27-41.
Salazar Estrada, J., Guerrero Pupo, J., Machado Rodríguez, Y., & Cañedo Andalia, R. (2009). Clima y cultura organizacional: dos componentes esenciales en la productividad laboral. Acimed, 20(4), 67-75.
Silvestrin, C., Godoi, E., & Ribeiro, A. (2007). Comunicación, lenguaje y comunicación organizacional. Signo y Pensamiento, 26(51), 26-37.
Páramo Morales, D., Ramírez Plazas, E., & Rodríguez Ramírez, A. (2009). Cultura organizacional & Estilos de dirección orientados al mercado. Bogotá: Ecoe Ediciones.
 Vélez, Á. (2005). Elementos del comportamiento organizacional contemporáneo. Folletos Gerenciales, 9(10), 50-62.